jueves, 25 de junio de 2009

Esto es lo que le pasa a uno cuando trabaja de camarero. Si te enfermás, cagaste. Cero pesos. Hasta el nuevo turno. Y no tuve peor suerte que enfermarme un sábado, perdiendo así 4 de mis 5 turnos semanales. Maldita infección urinaria. Maldito doc que me dió 48 horas de reposo. Y ahora 20 p en la billetera que ni siquiera los tengo yo. Y olvidate de aprovechar el tiempo libre. Sin salir porque me hacía pis encima y sin hacer nada productivo porque estaba demasiado quejosa como para agarrar algún libro, o algún apunte o algo. Así que miré t.v. la mitad del día, cada tanto me dormía una siestita y de vez en cuando comía algo, alternando los bocados con visitas urgentes al toillette. Pero está bueno...comer pausadamente ayuda al metabolismo a hacer lo que sea que tiene que hacer y permite detectar la sensación de saciedad y de esa manera no comés más de lo que debés (Nota mental: dejar de leer revistas de Cormillot).
Pero bueno, en las visitas al médico y en la espera de ser atendido uno empieza a prestarle atención a la gente. Entonces ves que la mayoría de los médicos, enfermeras y monjitas que andan por ahí usan barbijo y que la mitad de los recién mencionados se lo sacan cuando tienen que hablar con alguien. Correjime si me equivoco, pero me parece que el barbijo sólo cumple su función si lo usás como barbijo. Cualquiera. O lo usás todo el tiempo o directamente no lo usés. Es como ponerse el forro sólo en la mitad del polvo y después sorprenderse por quedar embarazada. Y ni te digo la cantidad de gente que vi empujando la puerta cuando había un cartel bastante visible que decía TIRE. Ufff...hoy estoy un tanto nerviosa. Debo admitir que ese día la gente me sacó mal. Lo único que me resultó simpático y hasta me sacó una sonrisita fue ver al viejito yendo a hacer pis al baño de mujeres y ni siquiera haberse dado cuenta. Bien por el viejo.

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