Sí. Estoy peleada con ella. Y ella definitivamente está enojada conmigo. Se que en parte tiene razón pero no puedo evitar mi enojo.
Llego a mi casa después de un largo día de trabajo. Media dormida porque el viaje en colectivo me pone pachorrita. Subo las escaleras de la entrada de mi casa. Telgopor por todos lados. Mi primer pensamiento, no demasiado inteligente debo admitir, "el hijo de puta del techista me cobró $3500 para ponerme la membrana en el techo y en vez de eso me puso telgopor". No, eso no puede ser. Segundo pensamiento, quizás más estúpido que el anterior, "alguien forzó la entrada de mi casa y se metió para hacer manualidades". Ok. Es que estoy media dormida. Intentá pensar un poco querida.
Ya que soy incapaz de pensar y sacar conclusiones medianamente inteligentes, decido entrar. Empujo la puerta pero algo la traba. Empujo con más fuerza. Entro. Más telgopor. Mucho más telgopor. La hdp de mi perra mordió uno de mis fiacas, lo destruyó y, para joderme bien la vida, sacó todo el relleno y lo desparramó por toda la maldita casa.
Pero eso no es todo. Claro que no. Ella cuando se las manda, se las manda con ganas. En esta última semana además de destruir el fiaca y redecorar la casa con el relleno, Marley se comió el cable de la línea del teléfono, se comió el cable de cablevisión que tenía en el living, se comió la esquina de una de mis sillas (si, las nuevas. Si las que me salieron 400p), se comió algunos de mis juegos de la play y meó en la alfombra unas 15 veces.
Creo que dije todo.
1 comentario:
Sólo una cosa: tunda para Marley!
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