martes, 25 de octubre de 2011

Pienso en las tantas veces que lloré por amor. Y lo pongo en perspectiva. Termino concluyendo que sólo una vez en mi vida estuve realmente enamorada a pesar de haber tenido unos cuantos noviazgos. Sólo una vez estuve perdidamente enamorada. Sólo una vez amé sin condiciones, sin restricciones y sin importar nada de nada.

Tuve un hombre que me enamoró en una noche y con quien quise despertar el resto de mis mañanas. Tuve un hombre que adoraba absolutamente todo de mí y que sin mí sentía morirse.

Por eso, un año después, sigo sin poder entender. Cómo alguien que te ama tanto puede hacerte tanto daño. Cómo de la misma boca que salían palabras de amor, surgían insultos tan hirientes. Cómo la misma mano que adoraba mi piel tenía fuerza e intención de lastimarla.
Parece increíble no poder olvidar a alguien que hizo conmigo lo que quiso cada vez que tenía ganas.

Qué clase de amor. Tu amor. Victimario y enfermizo. Mi amor. Patético amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¨La obra perfecta de la agresividad es conseguir que la víctima admire al verdugo¨ (Victoria Sau, psicóloga).