sábado, 24 de marzo de 2012

Creo en que la vida te da señales. Creo en el destino y no creo en las casualidades. Creo que todo, absolutamente todo, pasa por una razón.
Y hoy la vida me dió una señal. En realidad un viejo canoso y con anteojos me dió una señal. En realidad no me dió una señal sino que me dió una estampita. Me dió a San Expedito. El patrono de las causas justas y urgentes.

- Le podés pedir un novio a San Expedito.
Agarro la estampita, la miro y digo: San Expedito, traeme un novio.
Viejo canoso se ríe a carcajadas (tampoco tanto), pero yo no estaba haciendo un chiste.

A los cinco minutos cae un flaco que conocí en el probador del laburo la semana pasada. Tener que estar en el probador debe ser una de las tareas más tediosas que hice en mi vida (además de planchar, ser simpática, etc.). Y como me aburro mucho, si va algún flaco que esté más o menos pasable, medio que lo putaneo. Para pasar el rato nada más. Bueno, este flaco partía la tierra lo mires por donde lo mires. Así que tenía que ser una putaneada esmerada, con contacto físico y todo. Y así lo hice. Fue una putaneada con cierto grado de sutileza y cierto grado de descaro. Casi la mezcla perfecta (en serio que es un arte que fui perfeccionando a lo largo de los años). La cosa quedó en eso. Yo no tenía más intenciones y además en ese momento tenía la cabeza en otra persona.

Hoy, cinco minutos después de hacer mi pedido al santo este que se piensa que tengo que tener un novio urgente, llega este flaco, me saluda y finalmente me da su número de teléfono.

La velocidad con la que obra San Expedito me dejó maravillada así que lo adopté como mi Santo de cabecera. Unos veinte minutos más tarde voy al vestuario del laburo para cambiarme para irme a mi casa. Me miro al espejo. Por alguna razón me da la sensación de que San Expedito me entendió mal, que se le mezcló mi pedido con el pedido de otro, no lo sé. Me vuelvo a mirar. Sí. Confirmadísimo. San Expedito también me trajo un herpes en el labio.

Es que este tipo es así. Te da lo que le pedís pero te la caga por otro lado. Querés un hombre? Acá lo tenés. A ver si llegas a tener una segunda cita o sexo en la primera con ese monstruo que tenés en el labio.

Dicen que Dios obra de maneras misteriosas. Claramente San Expedito obra haciendo bromas pelotudas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que groso san expedito!! y encima parte la tierra!!!