domingo, 27 de noviembre de 2011

Eso dicen. Dicen que no hay nada que me venga bien. No podría estar más en desacuerdo. O podría estar de acuerdo dependiendo de quien me lo dice. Cuando vacaciono demasiado me pongo del re ojete. Cuando trabajo demasiado me pongo del re ojete. Quisiera encontrar un lugar intermedio donde trabajar sea opcional y estar al pedo también. Quisiera no aburrirme tanto. Que no me resulte tan tedioso todo. Que no me aburra tanto la misma gente, las mismas conversaciones, las mismas salidas. Quisiera aprender a disfrutar el momento sin esperar ansiosa el próximo. Porque la verdad es que el próximo momento es tan embolante como el actual. Quisiera estar tan fumada que ni siquiera me de cuenta que la vida se me está pasando. Y que de vez en cuando me despierten de mi sueño forzado para alegrarme virtualmente la vida. Aunque dure 5 minutos. Aunque tenga que lavar demasiados vestidos y demasiadas sábanas. Aunque me conforme todos los malditos días con un mismo pito que ni siquiera es mío y que ocasionalmente histeriquea demasiado.
Y desear libertad. De mente. Porque no hay mejor libertad. Que lo básico sea tan básico como lo es. Que el sexo sea tan simple como lo es. Que no tenga que estar constantemente mendigando una amistad que sólo lo es dependiendo el humor del día.
Y desear libertad. Ser tan libre de mente como lo soy de cuerpo. Tan libre que pueda volar. Tan libre que se sienta flotar.


Te estoy mirando de arriba. Pero sólo para verte mejor.

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